A las 7 de la mañana pusimos el despertador, para levantarnos, asearnos un poco y desayunar. Después de desayunar, recogimos todo y cuando vamos a llenar los Camel de agua, vemos que Miguel se ha dejado su bolsa de frutos secos en la mesa. Como lo sabemos? Rakel nos ha preparado a cada uno una bolsa con nuestros nombres de cada cosa que tenemos que tomar, frutos secos, fruta, vitargo, leche, cereales…Todo completamente organizado.

Conseguimos salir del albergue a las 8:45 pasadas, ya que las ruedas delanteras de Rakel y mías estaban algo desinfladas. Comenzamos camino por Irún, me recuerda al viaje del año pasado camino hacia tierras francesas, para realizar el Canal du Midi, con mi gran amiga Sara, la cual, este viaje no ha podido venir con nosotros.

Al poco de empezar, vemos a un tío más bien gordito, con intención, eso parece, de realizar el camino como nosotros. Le saludamos y al verle la cara, todos pensamos al unísono, pero sin decir nada en alto, que es El Sevilla. Si, si, el de los Mojinos Escocíos!!! Es clavado.

Nuestra primera gran dificultad. Subida a la Iglesia de la Magdalena. El tramo es tan empinado y está tan mal, que nos resulta imposible poder hacerlo sobre la bici. Y eso que es el primer día y es la primera subida. Pues no nos queda nada. Una vez ya arriba, nos encontramos de nuevo con El Sevilla y nos cuenta que él también va a Deba. Nos lo encontraremos allí??

Seguimos subiendo, pero esta vez de manera menos pronunciada, eso sí, el tramo era más largo. Después de toda subida, siempre viene una bajada. Así que toca dejarse caer. Miguel, baja como un loco, de tal manera que se dedica a dar saltos en los baches, incluso con las alforjas. Era para haberle hecho una foto, porque las alforjas se le subían como si fueran las orejas de Dumbo y quisiera echarse a volar, jajaja

Al final de la bajada, olemos a quemado. Son los frenos de Miguel, que de tanto frenar de lo empinada que era la cuesta, se han recalentado. Menos mal que tiene de disco, que sino…Bajamos unas escaleras y a subir en un barco para cruzar a la otra orilla y parar a almorzar. Ya han pasado nuestras 3 horas reglamentarias sin comer nada. Así que 2 plátanos al cuerpo, unas almendras y a seguir camino.

Llegamos a la playa de la concha, donde meto las piernas hasta las rodillas en el mar. Cómo me gusta!! Qué sensación!! Además, está tan fresca que revitaliza la sangre de las piernas. Me deja como nuevo. Después de hacer un par de payasadas, nos vamos, ya que tenemos mucho camino y vamos muy lentos por las pedazos de pendientes y el terreno que nos vamos encontrando.

Seguimos encontrándonos con tramos de subida algo durillos para ser el primer día, aunque con ellos contábamos. A mitad de una subida, entre el cansancio que teníamos y que era la hora de comer, decidimos descansar. Me voy a un restaurante preguntando por si nos vendían algo de pan y cuál es mi sorpresa cuando me regalan dos chapatas, que estaban buenísimas. Sacamos nuestro Vitargo y nuestros filetes de pollo empanados y empanada, que nos había hecho Trini, la madre de Rakel, y a zampar que son dos días. Qué hambre, por Dios!! Y qué buenos los filetes!!

El resto de la tarde, fue más de lo mismo que la mañana, mucha subida, más subida, algún tramo de bajada…Al llegar a Deba, le pedimos a la Guardia Civil las llaves y nos dirigimos al albergue. Para llegar hasta él, tenemos que subir por dos ascensores y pasar por una zona de obras. Nada más llegar, metemos las bicis en un cuarto destinado para ello y vemos que hay otro ciclista. Miguel, pregunta en alto, El Sevilla?? No puede
ser, con ese cuerpo y por donde hemos pasado no ha podido ir más rápido que nosotros.

Al bajar a las habitaciones, BINGO!!!! Es El Sevilla!!! Pero cómo lo ha hecho este tío?? Ha tenido que ir por carretera, sino, imposible. Efectivamente, cuando hablamos con él, nos lo confirma. Ya decíamos nosotros y, no porque seamos unos freaks, sino porque nos hubiera tenido que adelantar y no le hemos visto, y a La Magdalena subimos antes que él.

El albergue era un antiguo colegio, que por no tirarlo, pues albergue de peregrinos. La habitación, una antigua clase con 6 literas. Total, menos da una piedra y, para dormir, tampoco se necesita nada más. Nos vamos al camping donde estaban los padres de Rakel para cenar y contarles nuestro primer día.

Me zampo 3 platos de macarrones con carne picada como un campeón. Qué buenos estaban y qué hambre tenía. A las 12 volvemos al camping. Los ascensores no funcionan, a las 23 cortan, así que nos toca subir por las escaleras. De camino nos encontramos con 3 chicas peregrinas que también van al albergue. Para finalizar, al final nos toca saltarnos una valla de obra. En fin, qué día más largo y más duro.

A lo largo del día hemos sufrido unas cuantas caídas:

Rakel: 7 veces
Miguel: 3 veces
Nacho: 7 veces